jueves, 6 de marzo de 2008

Página 7. El que no se escondió se embroma

El colectivo, caro y se movía mucho. El viaje largo por demás, pero llegar estuvo bárbaro. Un rato antes amaneció, extrañamente por el lado contrario al que yo esperaba que pasara. El pacífico me desorienta.
Ya habíamos buscado opciones para alojarnos, el lugar elegido, Shalom. Lo más parecido a lo que, en mi imaginación es un kibutz y aparte se llama Shalom.
El puerto no estaba tan escondido, bah, la playa, pero había que bajar escalera con muchos escalones y ahí estaba. Arena casi blanca y el mar tranquilo.
La oferta en excursiones se limita a salir en lancha a ver tortugas y con un poco de suerte ballenas y delfines. Nosotros arreglamos encontrarnos con Marcos a las 7 de la mañana para hacerla, pero nunca apareció. A las 8 pensaba que se había frustrado la primer oportunidad de ver delfines y nadar con ellos, pero lleó otra persona con otra lancha y salimos con él. Cuando aparecieron las primeras tortugas, nos tiramos al agua para tocarlas, claro que el guia lo había hecho antes y la sostenía. Después vimos unas mantarrallas que saltaban, parecía que querían volar. Una ballena apareció con su bebe, la vimos muy cerca y era muy grande. El ofrecimiento estuvo, pero no nos metimos al agua.

Y los delfines?

Bien gracias, nunca aparecieron.

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