En Chiche-itza hay mucha gente. Mucha. Que aplaude, en grupo o solos. Aplauden. Resulta que la pirámide principal crea un eco y todos lo quieren probar. A parte, desde que se declaró maravilla moderna, no se puede subir a ningún lado. Hacía calor y por momento el viento acercaba tierra a nuestros ojos. Aprovechamos para comprar algunos regalitos. Mucha, demasiada oferta. La pasamos bien. A eso de las 5 de la tarde partimos rumbo a Merida. Se estaba terminando nuestro viaje...
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