Nos conocimos en la plaza frente al museo donde yo lo vi por primera vez, aunque él a mi no me vio. Esa tarde, en la plaza, mi amiga Marisa milagrosamente se acordó que esos chicos que venían caminando eran los mismos que observaban la bandera argentina que no fue (era blanco, celeste, blanco). Ahí venía él caminando con su guitarra al hombro y ese andar tan particular que más tarde me permitiría reconocerlo a la distancia. No se si le atrajo nuestra conversación o quizás lo miramos de alguna manera en particular, pero se acercó y dijo: Hola! Yo soy Juan! y sus ojos gris-celeste me dijeron ¿porqué no? (¿o fui yo la que lo pensó?...) Después me enteré que era rosarino y que vivia en Rosario. Como mi amiga Mariana M, ¿la conoces? No. Dijo él. La conversación duró un rato más, de alguna manera quedamos que al día siguiente viajaríamos a Cochabamba todos juntos (ya mencioné que todo esto sucedió en Bolivia? y que esa plaza está en Sucre?)
La verdad es que no me acuerdo muchos de talles desde ese momento hasta el día siguiente. Se que no quedaban muchos pasajes, creo que con Marisa compramos los últimos, y cuando ellos llegaron les dijimos con que empresa viajábamos, pero no los volvimos a ver hasta un poco más tarde, cuando el colectivo ya había salido de la terminal. Paró en una esquina y subieron, para instalarse muy incómodamente en el pasillo del bondi. Fue un viaje horrible, pero lo importante de todo esto es que al día siguiente separamos nuestros caminos, él se fue y yo me quedé. Él quería que yo me vaya con él y yo quería que él se quedara conmigo, pero ninguno de los dos dijo nada.
Continuará.....
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